sábado, 23 de agosto de 2014

Historia


Historia de los celulares en los adolescentes

Fines de los 90: Mi mamá me llama
Cuando unos pocos adolescentes usaban celular, poseer uno implicaba pertenecer 
a la avanzada, ser pionero y por lo tanto líder. Si bien los pocos usuarios de aquella 
época en el discurso manifiesto negaban ostentar el celular, era usual que encontrasen fácilmente un pretexto para exhibirlo con orgullo. Su uso solía 
limitarse a recibir llamadas, básicamente de sus padres. Comunicarse entre pares era algo poco usual.

 Año 2000: Si sólo fuera un mensajero portátil
Con el cambio de siglo (y de milenio) la posibilidad de intercambiar mensajes de 
texto era conceptualizada por sus potenciales usuarios como un “ICQ portátil”, dada la convivencia de los adolescentes con la mensajería instantánea. Ya entonces 
se proyectaban utilizando esta capacidad en todos los lugares, desde el colectivo al colegio. El hecho de poder llegar a tener este “mensajero instantáneo ubicuo” era
valorado en tanto les permitiría comunicarse en cualquier momento y lugar… “ya”. Pero en ese entonces los mismos adolescentes aludían como condición necesaria 
para el éxito del SMS un requisito fundamental: tener con quien comunicarse. Por lo tanto, su uso dependía no sólo de contar ellos con un equipo apto, sino 
también de que lo tuviesen los integrantes de su grupo de pares. Esta situación tardaría casi un lustro en resolverse.

Año 2003, antes del boom: Uso limitado y compartido
Hacia el 2003 los usuarios adolescentes seguían perteneciendo a hogares de clase 
media o media alta donde había más de un móvil y generalmente se iniciaban en 
su uso compartiéndolo con otro integrante de la familia. Era una práctica habitual en este segmento complementar el celular con teléfonos públicos y locutorios. Solían encender el celular fuera de sus hogares y aunque éste fuera propio, no los acompañaba en todo momento limitándose a ciertas salidas generalmente nocturnas o durante el fin de semana.
Para esta generación el teléfono público constituyó el “momento lógico anterior” al celular. Ya que antes de tener a su alcance un móvil los padres solían proveerlos de 
tarjetas telefónicas o dinero para que pudieran comunicarse con ellos desde teléfonos públicos.
Las salidas nocturnas solían incentivar a los padres a prestar o proporcionar un móvil para poder contactar a su hijo, y en ese mismo contexto, para que éste 
pudiera acceder a servicios de radio taxi o remises. Si un adolescente contaba con uno propio, generalmente era heredado de algún mayor que había renovado su 
equipo.
El uso en público del celular entre los adolescente no pasaba desapercibido. Así mientras que algunos “gritaban” su posesión, exhibiendo sus terminales como una 
muestra de estatus,primeros de los cuales opinaban “lo muestran para hacer facha”. Para estos últimos 
recibir un llamado en lugares público causaba un fuerte pudor.
En esta época todavía no se había producido el gran recambio tecnológico, y los 
terminales analógicos preponderaban en este segmento, lo cual atentaba contra el 
uso de SMS, un servicio que les resultaba sumamente atractivo aunque aún poco cercano. Al obstáculo tecnológico de contar con un equipo no apto, se sumaba la 
falta de interconexión entre distintos operadores y la poca cantidad de interlocutores posibles entre su grupo de pares. No obstante mostraban gran receptividad al SMS, aunque más no fuera para experimentar. Así varios habían 
probado enviar mensajes ya sea desde algún equipo digital a su alcance o desde sitios de Internet. 
Entre los medios de comunicación utilizados, las preferencias solían volcarse hacia el teléfono residencial o los mensajeros instantáneos (ICQ y MSN en esa época) 
tendiendo a privilegiar el que estuviese mayormente disponible al resto de sus pares. 
Año 2004, año del despegue: Comienza el efecto de red
Para este entonces las ventas de celulares crecieron notablemente, llegando a sectores que nunca antes habían podido acceder al servicio. Así, el celular comienza a dejar de ser percibido como un elemento suntuario. A estas alturas el usuario adolescente tendía a integrar familias donde padres y hermanos que se manejaban con cierta libertad contaban con un móvil. En líneas generales los 
padres eran quienes urgían a sus hijos a llevarlos cuando comenzaban a salir, el poder localizar a sus hijos los tranquilizaba.A medida que el celular se iba propagando entre sus pares los adolescentes 
comenzaron a utilizarlo más para socializar, ampliando su uso. Por lo general lo mantenían apagado dentro del hogar, pero comenzaron a llevarlo con mayor asiduidad cada vez que salían del mismo.Ya en ese entonces, la principal atracción es la capacidad de mensajes, siendo la 
voz un requisito paterno y casi accesorio. El uso de los mensajes de texto comienza a propagarse entre los pares “por contagio”. Así el SMS empieza su etapa ascendente basando su popularidad en una combinación de menor costo, capacidad tecnológica en los terminales en uso y aptitud generacional. Siendo 
adoptado a tal punto entre los adolescentes que refieren “hablar” cuando 
intercambian mensajes de texto. Esta “oralidad escrita” desplaza al uso de la voz. Y para esta época los mensajes de texto comienzan a ser una buena forma de pasar 
el rato. Su uso dentro del colegio en horario de clases marca una nueva modalidad de trasgresión escolar, una herramienta de rebelión, “hay muchos en la escuela que 
usan para copiarse y eso”.Pero aún persiste en varios el espíritu crítico, sintiendo cierta vergüenza por usar 
sus celulares en público (la mirada de los otros los descoloca), respecto de los que se desviven por mostrar su celular haciendo show off (el prestigio que su uso otorga 
les da seguridad).Si bien la mayoría continúa priorizando el teléfono residencial “para hablar largo y 
tendido” o el mensajero instantáneo (a estas alturas el MSN Messenger es líder indiscutido) “para hablar con más gente a la vez”. Ya algunos manifiestan que no podrían renunciar a ningún medio de comunicación, colocando al celular a la par del teléfono fijo y de Internet.
Año 2005: Objeto personal 
Para este entonces, el celular en este segmento deja de ser percibido como un 
medio de comunicación complementario para ocupar el lugar de un dispositivo 
personal. Al posicionarse como medio personal de comunicación el móvil comienza a ser usado aún dentro del hogar, siendo actualmente una práctica habitual dejar 
permanente prendido el celular o apagarlo a último momento para prenderlo “apenas me despierto”. El SMS es a estas alturas un elemento crucial para la interacción social y en menor medida para tomar contacto con los padres. Así la voz suele quedar relegada al mundo adulto y a las urgencias. 
El SMS queda claramente establecido como la forma de comunicación que define a este segmento, lo que más extrañarían si tuviesen que prescindir del celular. Es visualizado como un medio accesible que les permite estar en contacto permanente con sus pares de manera similar a la que la mensajería instantánea los tenía acostumbrados, pero ampliando sus horizontes.
Toma particular ventaja de algunas funcionalidades de sus nuevos equipos, así no es extraño que la alarma cumpla la función de despertador, el reloj del celular 
desplace al de pulsera y los juegos y SMS ayuden a “matar el tiempo” en los no pocos momentos de tedio adolescente “si estoy embol… casi siempre juego o mando mensajes”. Mientras que aquellos que cuentan con terminales con cámara,tomar fotos de varios momentos de su vida diaria “saco más de diez fotos por día. 
Muchas en el colegio”.Hijos de su tiempo, sacan en mayor o menor medida provecho de los recursos 
tecnológicos a su alcance para satisfacer las necesidades de protección, vínculo con los pares y entretenimiento.
Y así como hasta este momento tienden a haber comenzado a utilizar el celular para tranquilidad de los padres, varios adolescentes comienzan a tomar la iniciativa y solicitan uno. Es que sus amigos tienen celular y nada más placentero que marcar la pertenencia al grupo poseyendo uno también. Así, cuanto más propagado entre los pares esté el celular, mayor es la propensión a usarlo, 
reafirmando la identificación. Es necesario poseer uno para estar en pié de igualdad frente al grupo.
A estas alturas si bien es usual que tengan los últimos modelos o modelos razonablemente al día, varios adolescentes manifiestan su deseo de pasar a un 
equipo mejor. Ya no se satisfacen con tener un móvil sino que buscan actualizarlo en forma regular. La estética y las distintas capacidades que se van agregando toman importancia, estimulan la posesión y el recambio. Suelen estar al tanto de los distintos modelos y aspiran o sueñan con alguno en particular, o con determinadas características tales como la cámara de fotos o video, o la capacidad 
de reproducir MP3. “Porque ya no te das cuenta que tenés un celular para hablar. Tenés un celular para caretaje, para bol…[…] el MP3, la filmadora. Te va llevando, te va 
llevando. Te crean las necesidades”.Pero el celular no es un mero objeto de moda cuya posesión perderá continuidad. 
El celular satisface la necesidad de comunicación inherente al adolescente y eso le otorga estabilidad en el tiempo. El celular se convierte entonces en un ícono adolescente, con toda la personalización que lo acompaña. Así, por ejemplo, el uso de determinados ringtones que reproducen música de ciertas bandas, series televisivas o películas corporizan el espíritu conjunto del grupo con el cual se identifica, diferenciándolo de otros.Producto de la masificación reciente, ahora prácticamente no hay denigración 
hacia aquellos que exhiben su celular y ya no se sienten cohibidos de utilizarlo en lugares públicos. Han naturalizado al celular, lo viven como algo cotidiano y logran superar la vergüenza o temor al ridículo que antiguamente generaba en algunos su uso en público “es como que es más común… pero antes te sonaba y ohhhhh, quedabas como un bol…, andaba hablando a escondidas en el baño”.

Año 2.010 Comunicación sin límites
Con la facilidad de acceder a diferentes aplicaciones gratuitas como what's up, los jóvenes pueden comunicarse en cualquier lugar, tan solo conectándose a una red inalambrica y lo mejor sin tener que pagar factura! de ahí que vemos todo el tiempo a los jóvenes escribiendo en el celular.

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